La imposición abrupta como candidato, del ultimo lugar en las encuestas, ha, primero, asombrado, luego, molestado, a las fuerzas vivas dentro y fuera del PRM que han visto vulnerado su derecho al voto y a la preferencia política.
El liderazgo no se improvisa, la simpatía no se incrusta, se siente.
La oposición hizo todo lo posible para que el candidato no fuera el alcalde actual y, junto con grupos económicos hegemónicos impusieron una opción que será difícil vender, frente a la «candidez» del candidato morado aun su partido esté tan disminuido.
Hoy, Fuerza del Pueblo y PLD está separados, pero la posibilidad de hacerse de la plaza más grande y populosa podría unirlos, si además el candidato hace ajustes más allá de lo cosmético.
El gran problema que tiene el PRM hoy, es la real imposibilidad de vender su candidato «ganador» pues se supo siempre la debilidad del seleccionado frente a la población más allá del nicho evangélico fraccionado que cada día, le acepta menos.
Increíblemente, es el candidato al PRM la pieza que lanza a la oposición y la coloca en un carril que no estaba.